Empieza un nuevo curso en el IES Profesor Hernández¡ Pacheco con una triste noticia, al menos para mí: no habrá alumnos de Griego en 1.º de Bachillerato. Aunque estos últimos años el número de alumnos había descendido considerablemente, siempre había podido constituirse un grupo de Humanidades. Tal vez era la crónica de una muerte anunciada. Últimamente la vuelta de las vacaciones estivales siempre ha estado marcada por la incertidumbre, por el temor a que no hubiese un número mínimo de alumnos. Y por fin ha ocurrido lo que era casi inevitable. Y es que son muchas las variables que condicionan la elección de los alumnos: la forma en la que se les da la orientación, la presión de la propia sociedad, de las familias y de los compañeros por parecer ir a contracorriente, las etiquetas que se cuelgan neciamente a determinados itinerarios, la cuadratura del círculo de las optativas, la confección de los horarios de los profesores, la disponibilidad de espacios, los intereses de los equipos directivos... Y contra todo esto hay poco que se pueda hacer. Desde luego, yo no tengo ningún sentimiento de culpa, porque hago todo lo que está en mi mano. Eso sí, nunca he hecho adoctrinamiento ni he vendido lavadoras, como hacen otros. Nunca lo he hecho ni lo voy a hacer. Tampoco voy a preguntar por qué no hay alumnos o si ha habido algunos y no eran suficientes. No voy a luchar contra molinos de viento. Estoy en la etapa de la resignación y de la asunción del estado agónico del Griego y, en menor medida, del Latín. Eso sí, seguiré trabajando con ilusión y siempre que pueda procuraré contagiar a mis alumnos el amor al mundo clásico y hacerles ver la conveniencia de conocerlo para entender y disfrutar mejor el que nos ha tocado vivir.
Este curso no veremos a Diceópolis sacar las piedras del campo ni a Filipo enfrentarse valientemente al lobo. Una lástima. Tampoco hablaremos de Homero, de Safo o de Tucídides, ni mis alumnos de 1.º de Bachillerato, los de latín y economía sin matemáticas y sin griego (yo ya cada vez entiendo menos), aprenderán qué es una quiroteca o un endemismo.
En fin, viendo el vaso medio lleno, me libro de redactar una programación llena de esos términos nuevos que ha inventado esa pseudociencia pedagógica para superar sus complejos. Cuánto cieno para no ver nunca las aguas transparentes. Y ya van 9 leyes educativas desde la dictadura. Hoy, en una entrevista a Pérez Reverte publicada en El Mundo en la que habla sobre su novela Revolución, el entrevistador pregunta al novelista cuál es la emergencia principal de este país. Ésta es su respuesta: "Lo de siempre: cultura y educación. El problema de España es cultural, no político. Un pueblo con los niveles de educación tan bajos y confusos como en este momento no tiene posibilidad de sobrevivir". Y yo lo suscribo.