Hace ya algunos años fui con mis alumnos al antiguo Museo Arqueológico Nacional. Era un museo de corte decimonónico, más almacén que museo, pero, eso sí, con piezas de gran interés. Un museo para expertos, pero no para curiosos, ni visitantes ocasionales. Desde aquella vez no había vuelto con alumnos al MAN, porque no me parecía que pudiera sacarse mucho partido de la visita escolar.
Una serie de circunstancias, entre las que se encuentra una visita fallida al Prado, me han hecho volver al MAN o, mejor dicho, al nuevo MAN. Nada tiene que ver este museo con el que visité antaño. Es un museo moderno, didáctico, elegante, con la información precisa y agradable; útil para los expertos y para los aprendices de historia y arqueología. Diría que podría comparse a otros grandes museos europeos.
Desde el comienzo se aprecian los aires de renovación: un vídeo introductorio coloca al visitante ante el gran yacimiento que supone la Península Ibérica, ayudándole a situarse en la línea del tiempo y de la historia. Luego el paseo por el museo, comenzando por la Prehistoria, la Protohistoria, con una interesante colección que recoge la historia de Hispania en el primer milenio antes de Cristo, la Hispania Romana, con piezas de enorme calidad, organizada en torno a centros de interés: la vida pública, la política, la muerte, la vivienda; la Edad Media, la Edad Moderna... Además existen salas dedicadas a Oriente Próximo, a Egipto y Grecia. En esta última un vídeo nos habla de la concepción del cosmos en la mitología griega, y una colección de cerámica muestra diferentes aspectos de la vida de los griegos. Se hallan también salas dedicadas a numismática y a la propia historia del museo. Mucho que ver para tan poco tiempo. Como siempre.
Además de las piezas seleccionadas para la exposición permanente, destacaría sobre todo la nueva concepción museística, la colocación y selección de las piezas, la correcta iluminación, la información escrita breve y precisa, las pantallas con vídeos de gran calidad que contextualizan la sala que se visita. Por supuesto, también las recreaciones y maquetas ayudan a que la imaginación del visitante de vida a los objetos y piezas expuestas.
La visita del día 17 de diciembre mereció la pena. Tal vez deberíamos haber empezado por Grecia, seguir por la sala de Protohistoria y acabar en la Hispania Romana. En dos horas, no hay para mucho más. Pero uno quiere ver todo, para una vez que va, y acaba algo cansado.
Después de la visita al MAN, nos dirigimos andando a la Puerta del Sol, a buscar algún sitio para comer, curiosear las tiendas y descansar un rato. Nos acompañaban los alumnos y profesores del IES Universidad Laboral, con los que viajamos, por eso de abaratar los costes. Después recorrimos paseando el Madrid de los Austrias, ambientado ya para la Navidad, hasta llegar al templo de Debob, donde nos esperaba el autobús para volver. Por cierto, agradezco a Carmen, una antigua alumna, su compañía y el que actuara de cicerone para ayudarnos a encontrar nuestros objetivos.
Pueden verse algunas fotografías en el siguiente álbum: