Mientras algunos van a practicar el portugués a Madeira o sus creencias los llevan hasta la tumba de San Pedro en Roma, nosotros, evitando aviones y barcos, pedibus, como decían los antiguos romanos, nos adentramos en los muros de la Ciudad Monumental de Cáceres una mañana otoñal del viernes 28 de octubre. Hemos hecho ya varias veces esta actividad que prima la cercanía, la historia local y el coste cero, pero que resulta altamente enriquecedora para los alumnos que, en ocasiones por culpa nuestra, desconocen con frecuencia aquello que tienen más cerca.
En el año 35 a. C. Cayo Norbano Flaco, oriundo de la Norba italiana, ahora Norma, funda la ciudad de Norba Caesarina, que floreció entre los siglos I y III y que fue abandonada en el siglo V. Desde este momento hasta la llegada de los almohades en el siglo XII permaneció inhabitada. Su ubicación, sin ninguna duda ya gracias a las excavaciones realizadas en el Palacio de Mayoralgo por Hugo Chauton en 2001, estuvo en el espacio que ahora ocupa la Ciudad Monumental. De Norba Caesarina fueron contributa los campamentos militares Castra Caecilia y Castra Servilia.
De todo esto hablé con mis alumnos paseando por las calles de nuestra hermosa ciudad antigua, recorriendo sobre todo los lugares donde pueden observarse todavía las huellas que atestiguan la historia romana de Cáceres. Acabamos con una visita al Museo Provincial de Cáceres, donde se exponen los objetos que ayudan a comprender mejor la historia de la ciudad. Entre ellos, el magnífico torso de bronce y oro de un noble romano, tal vez perteneciente a una estatua ecuestre, que nos habla del estatus de algunos de los primeros habitantes de Norba.
Al fin aprendieron mis alumnos que la estatua de la diosa Ceres no es de tal diosa, a pesar de que en la placa que está en el pedestal así lo indique, sino que se trata del genio andrógino (lo de andrógino también tuve que explicarlo, porque no estudian griego) protector de la ciudad. Ah, y que Cáceres no se llama así por Ceres, sino porque los árabes la denominaron Qazris a partir de los castra romanos.
Fue una jornada agradable, formativa y divertida, enmarcada en lo que llaman ahora situaciones de aprendizaje motivadoras y diversas. Pues eso, lo que se ha venido haciendo toda la vida.
Si se pulsa sobre la fotografía, puede accederse a algunas fotos de la actividad.
