Guárdate de los Idus es una novela histórica escrita por Lola Gándara que acerca a los alumnos a la vida de la ciudad de Roma mediante una intrigante trama que se desarrolla en los días posteriores a la muerte de Julio César, en los idus de marzo del año 44 a.C. Lo que se ofrece a continuación es una guía de lectura para que los alumnos puedan comentar entre ellos en la clase los aspectos del libro más relevantes para el estudio de la cultura romana.
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1. FICHA DEL LIBRO.
AUTOR: Lola González
TÍTULO: Guárdate de los Idus
FECHA: 1999
FECHA: 1999
AÑO DE EDICIÓN: Séptima Edición 1999. Primera Edición 1995.
LUGAR: Madrid
EDITORIAL: SM
COLECCIÓN: Gran Angular
2. RESUMEN.
Comienza la novela con el asesinato de Julio César en el Senado, en la hora tercia del fatídico día 15 de marzo, el año 44 a.C., a cargo de un grupo de senadores conjurados para defender la República. A partir de este momento, las vidas de Druso y su hermana Porcia cambian súbitamente porque se ven involucradas en las consecuencias de esta muerte brutal. Su tío Mario Dimitio es uno de los responsables y se ve abocado al suicidio con la intención de salvar su honor. Antes de morir, entrega a Druso un documento incriminatorio, que supone la salvaguarda para él y su hermana, así como la acusación de quienes figuran en él. Los dos hermanos huyen: mientras Porcia se esconde inicialmente en un pozo y accede a través de él al Colegio de las Vestales, donde ingresa como sacerdotisa en el templo de Vesta, Druso, acompañado por su liberto Membo, se refugia en casa del senador Flavio hasta que éste es asesinado por Cinna, que persigue a Druso para apoderarse del documento. Al morir Flavio, Druso y Membo se refugian en una insula del barrio de la Subura y encuentran el apoyo de la plebe (Demetrio, Brigandix, Vitelio, Luco...) para escapar de las garras de Cinna y destruir, al cabo, los documentos.
En una villa en la Umbría, Valeria, la nieta de Flavio, que está prometida en matrimonio con Cinna, recibe la noticia de la muerte de su abuelo y decide volver a Roma. Los caminos de Druso y Valeria se cruzan y surge el amor entre ellos.
Tras una serie de vicisitudes, finalmente a bordo de la nave Ariadna Druso consigue emprender viaje a Hispania, junto a su madre, acompañado de la joven Valeria.
3. GUÍA DE LECTURA.
3.1. El Calendario Romano. Cómputo de los años, meses, días y horas.
En la novela se utilizan para marcar el paso del tiempo los procedimientos que usaban los romanos. Por tanto, conviene, para que comprendas estos aspectos del libro, que leas la siguiente información sobre el calendario romano, los días de la semana, el cómputo de los días y de las horas.
Los romanos toman parte de su calendario del griego, que era lunar. En un principio éste constaba de 304 días que conformaban los 10 meses totales del calendario más primitivo. En el calendario Marzo, Martius, era el mes que daba principio al año, ya que aquí ocurre el equinoccio de primavera. Se cree, sin ningún fundamento, que este calendario fue introducido por Romulus, primer rey y fundador de Roma. Al principio dos meses eran ignorados, exactamente unos 61 días. Con el paso del tiempo dicha falta se fue haciendo cada vez más evidente al presentarse un desfase importante en las estaciones y lo señalado en el calendario. La solución a tal problema se logró con Numa Pompilius, elevando de esta manera la cantidad de días de 304 a 355, lo que todavía traía problemas y presentaba limitaciones.
Una nueva y extensiva modificación fue realizada por el etrusco Tarquinio Priscio, aproximadamente en el 153 a.C., en un intento de adaptar el calendario lunar al solar, para hacerlo más acorde a los cambios estacionales. Dicho sistema es conocido como el Calendario Republicano o pre-juliano. Una de las modificaciones para arreglar el problema de los días faltantes fue el agregado de un décimotercer mes conocido como Mercedoinus.
A partir del año 153 a.C. se toma como inicio del año el 1 de enero, en lugar del tradicional 1 de marzo, para poder planear las campañas del año con tiempo, debido a las Guerras Celtibéricas que se estaban desarrollando en la Península Ibérica y los problemas que estaba causando la conquista y asedio de Numancia.
3.1.3. El Calendario Juliano.
El nuevo calendario se implantó en el año 46 a.C. con el nombre de Julius y mucho después de Juliano, en honor a Julio César. Únicamente en ese año, se contaron 445 días, en vez de los 365 normales, para corregir los desfases del calendario anterior, y se le llamó año de la confusión. Para ello, se agregaron dos meses, entre noviembre y diciembre, uno de 33 días y otro de 34, además del mes intercalado en febrero.
Desde el año 44 a.C. se acordó que todos los años constaran de 365 días, y cada cuatro años se contaran 366 y se llamaran años bisiestos, porque se fechaban dos días consecutivos como 24 de febrero (último día del calendario romano en ese momento). En aquella época ese 24 de febrero se llamaba ante diem sextum kalendas martias, y, cuando era año bisiesto, al día adicional (366) se le llamaba ante diem bis-sextum kalendas martias, de ahí el nombre de bisiesto.
Los días se dividían en 24 horas, de las cuales 12 marcaban el día y otras 12 la noche. Si bien esto puede reflejar una semejanza con la manera actual de medir los días, el proceso era muy diferente. Las horas eran variables, es decir, que cada hora tenía su lugar en el día y variaba si el día era más corto o más largo. Dicho sistema era normal para ellos y se utilizaban relojes de sol (más raramente de agua o clepsidras), que estaban divididos en 11 líneas que cortaban la circunferencia del reloj en gajos -11 y no 12, ya que cuando la sombra del indicador se posaba sobre la primera línea significaba que ya había pasado la prima hora. Así pues, ya que el tiempo de exposición al sol en invierno es menor que en verano, el tiempo que medirá el reloj de sol se adecua a la utilización de horas más cortas y horas más largas.
Las horas se expresaban con números ordinales: hora prima, hora secunda, hora tertia, hora quarta, hora quinta, hora sexta, hora septima, hora octava, hora nona, hora decima, hora undecima, hora duodecima. La hora prima era la primera del día, la del amanecer. La hora que marcaba el final del día, la puesta de sol, era la hora duodecima. De la hora sexta, que marcaba el mediodía, procede la palabra siesta.
La noche se dividía en cuatro partes denominadas vigilia: prima vigilia, secunda vigilia, etc. Tenían una duración diferente según fuera la época del año. Esta distribución en cuatro partes y el propio nombre guardaban relación con los turnos de vigilancia de los campamentos militares. También las unidades de bomberos de Roma, de carácter militar, se denominaban vigiles: cohortes vigilum.
En el cuadro inferior puede observarse una comparación entre las horas del día en la ciudad de Roma y nuestras horas.
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Si bien no había un concepto de semana como la que conocemos actualmente, en un principio se utilizaba una especie de semana de 8 días basada en la semana "mercantil" etrusca, 7 días hábiles de trabajo y un octavo día de "negocios" (nundinae). Este octavo día era más bien festivo y de descanso. La gente lo utilizaba para sus tareas personales y generalmente otras actividades recreativas. No fue hasta Constantino, en el 321 d.C., cuando, inspirado en la división de los días del calendario hebreo, impuso una semana de siete días. La diferencia es que el día de descanso se dio en Domingo, para festejar la resurrección de Jesús, y no en el día Sábado, como en la versión hebrea y su Shabbat.
El siguiente cuadro nos da una comparación de los días romanos con nuestros días de la semana.
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Había tres tipos de días especiales que se utilizaban para clasificar los distintos períodos del mes: las kalendas, las nonas y los idus.
Las kalendas, (kalendae, -arum). Las calendas eran el primer día de cada mes. De esta palabra deriva la palabra calendario.
Las nonas, (nonae, -arum). Las nonas marcaban el noveno día antes de los idus; eran el día cinco de cada mes, excepto en marzo, mayo, julio y octubre, en los cuales las nonas eran el día siete.
Los idus, (idus, -uum). Los idus eran el día trece de cada mes, excepto en marzo, mayo, julio y octubre, en los que eran el día quince.
Si querían indicar una de estas tres fechas fijas, la ponían en ablativo junto con el adjetivo del mes correspondiente:
Kalendis ianuariis, en las calendas de enero (1 de enero),
Nonis octobris, en las nonas de octubre (7 de octubre).
Si se trataba de indicar el día anterior o posterior de las tres fechas anteriores, se ponía el adverbio pridie o postridie seguido de la fecha y del adjetivo correspondiente del mes en acusativo. Por ejemplo:
Pridie nonas ianuarias, la víspera de las nonas de enero.
Postridie idibus octobribus, el día siguiente a las idus de octubre (16 de octubre).
Si se trataba de cualquier otra fecha, se contaban los días que faltaban para llegar hasta el más próximo de las tres fechas fijas y se colocaba la expresión ante diem, seguida del número del día correspondiente (expresado en numeral ordinal), del nombre de la fecha fija con la que se relacionaba, y del adjetivo del mes de esta última, todos ellos en acusativo. Para hacer la cuenta también se sumaba el día de la fecha fija. Por ejemplo:
Ante diem sextum kalendas martias, el sexto día antes de las calendas de marzo (24 de febrero).
El cálculo de los días era inclusivo: se contaba el día de partida y el de llegada, ya que los romanos no conocían el número 0 (cero).
La denominación de los meses, por orden, era:
Martius: en honor a Marte, padre de los fundadores de Roma, Rómulo y Remo, y al que se dedicó el primer mes del año.
Aprilis: consagrado a Venus, Apru en etrusco. Otra teoría se refiere a la llegada de la primavera, estación en que se abren (aperire) las flores.
Maius: titularidad discutida, ya que algunos afirman que estaba dedicado a la madre de Mercurio, la diosa Maya, que se encargaba de la fertilidad agrícola, mientras otros lo atribuyen a la veneración de los antepasados, los Maiores.
Iunius: consagrado a Juno (Ivno). También existe otra posible dedicación a los descendientes, los Iuniores.
Quintilis: llamado así por ser el quinto mes (quinque-cinco, luna-luna). A la muerte de Julio César pasó a llamarse Iulius en su honor, por ser el mes de su nacimiento.
Sextilis: mes sexto (sex-seis, luna-luna). Se dedicó posteriormente a Octavio Augusto y recibió el nombre de Augustus.
September: mes séptimo (septem-siete, mensis-mes)
October: mes octavo (octo-ocho, mensis-mes)
November: mes noveno (novem-nueve, mensis-mes)
December: mes décimo (decem-diez, mensis-mes)
Como se ha explicado al hablar del calendario romano, el rey Numa Pompilio, añadió a continuación de la decena ya existente dos meses nuevos:
Ianuarius: en honor a Jano. Mes que empezó a utilizarse para abrir el año a partir del 153 a. C. También se relaciona con Ianua (puerta).
Februarius: dedicado a Februus (más conocido por el nombre de Plutón), dios de las ceremonias de purificación que se llevaban a cabo en este mes para expiar las culpas y faltas cometidas a lo largo del año que acababa y para comenzar el nuevo con buenos augurios.
3.1.7. La denominación de los años.
Para indicar los años, o fechar, los romanos utilizaban tres procedimientos distintos:
- Tomaban como referencia el año de la Fundación de Roma, el 753 a.C. Ponían la palabra año en ablativo seguido del numeral ordinal correspondiente, también en ablativo, y de la expresión ab urbe condita (desde la fundación de la ciudad). Por ejemplo: Anno trecentesimo quarto ab urbe condita, era el año 304 después de la fundación de Roma (en notación actual 304 a.C.), o sea, el 413 a.C.
- En la época republicana ponían en ablativo los cónsules que gobernaron en el año que querían fechar. Por ejemplo: L. Domitio Ap. Claudio consulibus, significa en el consulado de L. Domicio y de Ap. Claudio, o sea, el 54 a.C.
- También utilizaron como referencia para indicar los años el 509 a.C., fecha de la expulsión de los reyes (Post reges exactos).
3.2. La ciudad romana.
En el libro se plasma muy bien cuál era el ambiente de la Roma del año 44 a.C., el trazado urbano, los diferentes barrios, los tipos de viviendas...
Cuando leas la novela, debes fijarte bien en los siguientes aspectos:
3.2.1. La domus. La casa de Mario Domicio o la de Flavio eran viviendas de hombres adinerados. Busca información sobre la casa romana. A continuación, se reproduce un párrafo de la novela en el que se describe la casa de Flavio.
- Página 28, párrafos: primero, segundo y tercero:
“Como la mayoría de las casas de Roma, tenía el pavimento dos gradas más alto que la acera, y la entrada, enmarcada por pilastras con lujosos capiteles, formaba un pequeño vestíbulo. En la cara interna de las anchas columnas, una puerta de madera labrada, con dos hojas que se abrían hacia adentro, daba acceso a las fauces, un pequeño corredor que conducía al primer atrio. El atrio era un patio cuadrangular rodeado de un pórtico, en el que se alineaban las habitaciones del servicio, con los tejados inclinados hacia el interior y los aleros profusamente decorados. En medio de los tejados se abría el compluvio, a través del cual entraba luz y se veía el cielo, y justo debajo de él, el impluvio, de forma rectangular y con suelo de mosaico. Detrás del impluvio, frente a la puerta de entrada, se hallaban el comedor, a la izquierda, y a la derecha el tablinio, en el que el senador Flavio Valerio recibía por las mañanas a sus clientes y libertos.
Adosados al atrio estaba el peristilo, que en la villa de los Cármenes no era un simple patio porticado, sino un auténtico jardín con árboles, en cuyo centro se encontraba una gran piscina con una fuente. Alrededor de todo ello se levantaba una magnífica columnata dórica, a la que se abrían las habitaciones de la familia y estancias como la biblioteca y la sala de banquetes. Al fondo, el huerto y un bosquecillo que subía hasta el mismo corazón del Quirinal”.
3.2.2. La insula. La casa que alquila Druso en el barrio de la Subura es muy diferente a la de Flavio. Fíjate en su descripción y compáralas.
3.2.3. La urbe. El libro presenta en sus primeras páginas dos planos, uno del foro y otro de la ciudad de Roma. Cuando leas la novela estaría bien que los consultases, para hacerte una idea del trazado de la ciudad. También debes prestar atención a las descripciones que se hacen sobre los diferentes lugares de la ciudad:
El foro, las calles, los baños públicos, las letrinas, los locales, las alcantarillas, las tabernas (cauponas), las diferencias entre los barrios ricos y los pobres...
Todo esto lo comentaremos en clase.
3.3. La Religión. El culto a Vesta. Aparece en el libro el Colegio de las Vestales. Infórmate sobre el culto a Vesta, la importancia que tuvo, cuáles eran sus cometidos.
Infórmate también sobre otros dioses romanos que aparezcan en el texto: los Manes, la Sibila de Cumas... Apúntalos en tu cuaderno para hablar de ellos en clase.
3.4. Las clases sociales. Patricios, plebeyos, libertos y esclavos. Fíjate bien en las diferentes clases sociales que aparecen en el libro, cómo eran sus formas de vida, a qué se dedicaban, cuáles eran sus obligaciones...
3.5. La mujer. En la novela se pueden encontrar datos sobre la situación de la mujer en Roma y su papel en la familia. Lee con atención la historia del divorcio de la madre de Druso y Porcia, cómo se concertaban los matrimonios, cuál era su finalidad, cómo se vivía el amor. Compara el contrato entre Valeria y Cinna con el amor que surge entre Druso y Valeria. ¿Cuál es tu opinión sobre este asunto?
3.6. Personajes importantes y época histórica:
Julio César, Cicerón... Infórmate sobre esta época histórica y sobre cuál fue la causa del asesinato de César. Puedes encontrar información en tu libro de texto, en las páginas 64-67 de la unidad 4 y en las páginas 80-83 de la unidad 5. También las comentaremos en clase.
3.7. Instituciones, cargos públicos, magistraturas, escalas militares:
Pon atención a las instituciones y a los cargos públicos que se mencionan en la novela (cuestor, cónsul, senado, centurión...). Apúntalos en tu cuaderno para comentarlos en clase. Puedes encontrar información en las unidades mencionadas arriba.
3.8. Personajes de la novela.
Cuando leas la novela, fíjate en los personajes, las descripciones que se hacen de ellos, su edad, su posición social, cuál es el protagonista y cuál el antagonista, quiénes son patricios y quiénes plebeyos, cuáles son los esclavos... Después pondremos en común esta información en el aula.
3.9. Aspectos literarios.
Cuando leas el libro, fíjate en el punto de vista de la narración, quién cuenta la historia, qué otros recursos se utilizan para narrar los acontecimientos, cómo se estructura la novela...
Fíjate también en el vocabulario que se utiliza, si te parece complicado o no. Señala aquellos términos que te llamen la atención, que no entiendas, ayúdate de un diccionario para comprenderlos.
¿En qué género de novela incluirías la obra de Lola Gándara? Piénsalo y lo comentamos en clase.
3.10. Opinión Personal.
La lectura es siempre un acto íntimo y personal, por eso es bueno conocer qué ha sentido el lector ante el libro: ¿Te ha gustado? ¿Te ha resultado aburrido? ¿Lo recomendarías o lo desaconsejarías? En fin, en clase compartiremos nuestras opiniones.